biografía [d] carolina otero: la reina de la postal española

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Carolina Otero (1868-1965), más conocida como La Belle Otéro, fue una de las más importantes artistas del espectáculo en el alegre París de finales del siglo XIX y comienzos del XX. También tuvo fama de  cocotte, que es como llamaban en Francia a las prostitutas de lujo, y fue comparable a la de otras que también pertenecieron al mundo del espectáculo, como Cléo de Mérode (1875-1966), Sarah Bernhardt (1844-1923) o Liane de Pougy (1869-1950) y, como ellas, tuvo una vida singular además de longeva. Todas fueron muy conocidas por su arte en los escenarios, además de por su erotismo y sensualidad dentro y fuera de él, consiguiendo como cortesanas expertas grandes éxitos y, sobre todo, abundantes beneficios económicos. Se relacionaron con ricos empresarios, intelectuales y personajes de la realeza europea, llegando a arruinar o llevar al suicidio, en algunas ocasiones, a alguno de sus benefactores.

Agustina Otero Iglesias (que era su nombre real) decía ser andaluza de Sevilla, pero realmente era pontevedresa de Valga. Desde el principio de su vida de artista supo adornarla con historias inventadas, lo cual la hizo ser más fascinante ante el público. Fueron muy conocidas por entonces sus supuestas relaciones sexuales con los más importantes monarcas europeos de la época: Guillermo II de Alemania, Leopoldo II de Bélgica, Eduardo VII del Reino Unido, Nicolás II de Rusia  e, incluso, el jovencísimo rey español Alfonso XIII. Fuera por ellos o por otros personajes de las monarquías o del poder económico, la artista española consiguió ser una mujer riquísima, llegando en su momento a poseer importantes joyas y propiedades.

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La Bella Otero actuó en muchas de las más importantes salas de espectáculos del mundo como el teatro Alhambra de Londres o el Eden Musée neoyorquino y, además, en algunas de las más emblemáticas de París del cambio de siglo, como el Olympia, el teatro Marigny o el Cirque d’Été, consiguiendo en todas ellas grandes éxitos. En alguna postal antigua del Folies-Bergère es posible ver los carteles con su nombre colocados en su fachada. Fue París la ciudad donde vivió su etapa de esplendor y fue, por supuesto, asidua a sus establecimientos de lujo, como el restaurante Maxim’s o el del hotel Ritz, inaugurados ambos en la última década del siglo XIX.

scan10074-cElla decía haber abandonado el mundo del music-hall (cosa que ocurrió hacia 1910) para que nadie pudiera ver la pérdida de su belleza. Se iría a vivir a Niza, donde moriría, habiendo intentado llevar una vida anónima, que pasó a ser más que modesta al arruinarse como consecuencia de su adicción al juego. Así describe Carmen Posadas en la biografía de la artista las riquezas que llegó a acumular: «Con el tiempo, por el sumidero del juego habrían de irse además la gran fortuna que llegó a poseer en metálico, todas las joyas de sus admiradores: el collar que perteneció a María Antonieta y otro a la Emperatriz Eugenia de Montijo. Una rivière que fue propiedad de Leónide Le Blanc; una sarta de perlas negras de dos kilos de peso, regalo de un príncipe oriental; una diadema con treinta diamante dispuestos en tres filas, amén de un servicio de té en oro macizo que le obsequió el zar Nicolás», enumerando la escritora otras muchas más de distintas categorías «y que malvendió sin pestañear». Pero también se desprendió de una casa que le regaló Leopoldo II en Ostende, otra en el mar Negro de parte del zar y otras variadas propiedades que tenía en el mismo París.

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La relación de la Bella Otero con el mundo de la tarjeta postal fue totalmente directa, ya que cuando en la primera década del siglo XX se comercializaron y coleccionaron muchísimas series de postales de artistas, ella todavía era una de sus protagonistas más relevantes. Se pudieron publicar en Francia durante ese tiempo más de quinientos modelos de postales con su imagen, especialmente a partir de las fotografías de Reutlinger (que tenía su estudio en los pisos superiores del número 21 del boulevard Montmarte), el más importante experto en retratar a cantantes, bailarinas y actrices de todas las categorías, siendo  S.I.P. el principal editor de las mismas, que las imprimió en papel fotográfico. Afortunadamente, parte importante de los catálogos de esta singular saga de fotógrafos está en la Biblioteca Nacional de Francia [para consultarlos, pulsa aquí]

Lo que posiblemente no sea muy difícil demostrar es que, tras el rey Alfonso XIII, la cocotte Otero fue el personaje español que protagonizó más postales en su momento. A pesar de ello, en sus biografías no se da ninguna relevancia a este hecho ni a lo que pudo suponer para su promoción. Actualmente, que casi todos los coleccionistas de postales, al menos en España, se dedican a juntar las que tienen que ver con la población en la que uno vive o ha nacido, es un recurso que se da a veces, interesarse por las de una o varias artistas que hayan tenido que ver con alguna de nuestras ciudades preferidas. En mi caso, eso me ha pasado con las postales de la Tortajada (supuestamente nacida en Santa Fe) pero, sin tener que ver con lo dicho, también me ha ocurrido con la Bella Otero.

En 2001 la editorial Xerais publicó La Belle Otero, un  bonito libro homenaje a la artista en el que, tras una pequeña introducción biográfica, reproduce algo menos de un centenar de postales con su imagen, que no siendo ni la quinta parte de su producción total, sí es una importante selección para poder conocer el tipo de postal fotográfica que se publicó con su figura.

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Si bien se pueden ir coleccionando las postales de la Bella Otero a precios razonables, debido a lo difundidas que estuvieron en su momento, más complicado es localizar aquellos modelos en los que, individualmente o en grupo, aparecía dibujada y que, en general, debieron ser emisiones bastante más cortas que las otras fotográficas. Toda esa modalidad, dentro de la amplia producción de postales con la imagen de la artista, se puede considerar casi residual y más cara pero, sin embargo, de grandísimo interés. En muchas de estas postales humorísticas ni siquiera aparecen los nombres de los personajes caricaturizados debido a lo conocidos que eran, como sucedía en no pocos casos con la artista española. En el citado libro sobre la Otero no viene ninguna postal dibujada que incluya su imagen, pero tampoco en un artículo que le había dedicado diez años antes, en 1991, el número 140 de la revista Cartes Postales et Collection, que reproducía 21 de sus postales más conocidas.

En 1988 salió a la luz A Collector’s Guide to Theatrical Postcards, de Richard Bonynge, en el que, junto a breves biografías de los artistas que incluye, publica alrededor de 200 postales de personajes que actuaron durante el siglo XX, reproduciendo una de la Bella Otero muy enjoyada como una reina  y con el brazo derecho señalando a lo lejos. Dentro de la confusión biográfica que la Otero promovió, aquí ubica su ciudad de nacimiento en Barcelona.

scan10079-xxxEsta última postal señalada, en una de esas numerosas reelaboraciones que se hicieron con las fotografías hechas por Reutlinger, en este caso rodeada de una letra o mayúscula, sirvió de portada para un libro de Javier Figuero y Marie-Hélène Carbonel que estudió toda esa etapa del París anterior a la Primera Guerra Mundial, caracterizado por esas ganas de diversión que tuvo la burguesía en una etapa y en una ciudad boyantes económicamente. El libro se titula Arruíname, pero no me abandones. La Bella Otero y la Belle Époque, publicado en 2003 por Espasa-Calpe. Esa expresión que da lugar al título se le atribuye a un noble, al gran duque Pedro de Rusia, que se lo dijo temeroso de que algún día fuera rechazado por la Otero. Como dicen Figuero y Carbonel, «Carolina, que se sepa, cumplió al menos con el primero de sus deseos».

 

7 pensamientos en “biografía [d] carolina otero: la reina de la postal española

  1. Buen articulo Carlos! Me encanta leer este tipo de cosas… Hace un tiempo me pase por tu taller presentando mi intención de seguir investigado de la Tortajada… Aunque no he avanzado nada, si empecé los cauces de búsqueda, y bueno como tiene mucho trabajo y lecturas en francés e inglés, he ido aplazando seguir por necesidad de otras prioridades académicas… En fin… Que algún día me decido y remató la faena.
    UN saludo y a seguir!
    Teresa López Castilla

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